No sabía cómo titular esto, ni sé como escribirlo. Llevo mucho rato delante de la pantalla, pero no avanzo. Me da miedo que tenga consecuencias, quizás debería callarme la boca. Pero es muy chungo, y necesito expresarlo.
Había terminado ya con todo el trabajo que tenía que hacer. Me sentía muy bien, pensaba pillar un bus para Granada en un rato. De hecho, ya le había dejado un montón de comida a Naranja, ya que le iba a dejar solo un par de días. Pero se me ha ocurrido abrir la ventana y la persiana que llevaban amuralladas desde que empecé a trabajar desde casa. En qué mala hora (o buena, según se mire).
Nada más abrir la ventana, antes de abrir la persiana, ya se escuchaban gritos. Desde el pequeño balcón de mi habitación, que da a la Calle Ancha del pueblo, he visto un coche de policía parado.
Al mirar a la izquierda, a unos pocos metros de la posición del vehículo, había un agente de policía, gritando y apuntando a dos personas. No sé qué mierda les pasaba, pero llevaban batas del hospital, de las que les ponen a los pacientes para que, por algún motivo, se les vea el culo. En realidad, desde mi posición no podía divisar sus posaderas. El caso es que el policía les gritaba y les apuntaba con su arma. Creo que les decía que se pararan. Pero estos seguían andando hacia él. parecían muy jodidos, andaban muy lentos, debían estar muy enfermos. Pero lo peor es que el agente empezó a pegar tiros sin parar, y se los cargo. ¡Mató a esos hombres!
Dios, nunca había escuchado el sonido de disparos. Me reventó los oídos, y eso que estaba a una relativa distancia. Lo primero que hice, cuando empezó a disparar, fue esconderme, y bajar la persiana poquito a poquito. Solo me faltaría que ese policía se diera cuenta de que le había visto, y subiera a "eliminar testigos".
Poco después, escuché su coche arrancar, e irse a toda velocidad. Eran las 10 de la noche, y en pueblos como este, la calle ya estaba desierta (salvo por las tres personas nombradas). Pero, de la manera en que se escucharon los tiros, debió enterarse todo el mundo.
Yo no me he quedado en la ventana a presenciar como evolucionaba la historia. Lo he cerrado todo, y punto. No puedo permitirme meterme en líos. Yo me voy a casa de mi madre mañana, a primera hora, y punto. En cualquier caso, tampoco hay nada que pueda hacer. No voy a llamar a la policía para explicar que uno de sus compañeros ha matado a dos personas. Si lo hago, seguro que soy el siguiente. Los maderos de pueblo se conocen todos, son amigos, le defenderán, y sabe Dios qué me harán a mí. O peor, quizás sea él el que coja el teléfono...
Pero, ¿qué coño ha sido eso? Sé que hay un brote de gripe muy duro que se está cebando con el pueblo, pero se supone que solo es gripe... Quizás el hospital se haya desbordado, y se hayan escapado algunos pacientes. Sé que la fiebre alta puede llegar a causar alucinaciones y psicosis. Es posible que esos pacientes llevaran un colocón importante. O quizás lo tenía el poli, si él estaba también enfermo. Esto podría pasar si en el pueblo se hubieran quedado sin antibióticos, lo que sería bastante grave. Pero la capital está a 70 kilómetros, no es un viaje tan largo para traer recursos.
No me puedo imaginar el estado en el que estará el hospital. Y me preocupa, porque la estación de buses está cerca del recinto. Pero yo me voy, lo tengo claro. Me preocupa dejar a Naranja aquí, pero no me lo puedo llevar. Se vuelve loco cuando sale a la calle. Los gatos son muy nerviosos, y este lo es especialmente. Es un salvaje, aunque espero que sea cosa de la adolescencia gatuna, y se le pase. Se tiene que quedar aquí. Solo será un par de días, porque se supone que el lunes vuelvo a la oficina.
A las 5 estoy en pie mañana. A esa hora, no hay enfermos ni policías por la calle. Hasta el más malvado de los delincuentes está dormido a las 5. Pero yo no, yo me voy y me monto en el primer bus que me lleve a la ciudad. Unos días alejado de este lugar me vendrán bien, y me alejaré de los problemas.
Voy a informar por email del trabajo realizado al jefe, que espero que no tenga problemas tan graves por la gripe. Voy a poner la televisión, a ver si alguien dice algo sobre esto. No sé si alguien me leerá, por suerte, no tengo mi nombre por ningún lado en el blog. Pero si me dejáis algún comentario, quizás me ayude a pasar el rato.
Uff, vaya día. Estoy cagado. He apartado la vista justo después del primer disparo, no he llegado, en realidad, ver morir a nadie. Pero esos no eran disparos de aviso. El agente apuntaba a sus cuerpos, y estaba muy decidido. De la manera en que luego se ha ido, a toda velocidad, tengo muy claro que se los ha cargado.